A la hora de gestionar las redes sociales de una gran empresa, a diferencia de las de un pequeño proyecto propio, una no puede dejar demasiado margen a la improvisación y la actuación impulsiva, hay que seguir una estrategia.
Ante todo, hay que estudiar la presencia online de nuestra competencia, y analizar qué es lo que hacen en las redes y cómo se dirigen a su público, que en esencia, también es el nuestro.
Hay que definir un estilo, un tono y una línea a seguir, y en función de esto, escoger los contenidos que mejor se adapten a nuestra marca teniendo en cuenta nuestro target.
¿Hay que ceñirse estrictamente a él?
Voy a hablaros desde mi punto de vista y teniendo en cuenta un sector empresarial bastante concreto: en el título del post las he llamado «marcas serias«, pero principalmente me refiero al sector que engloba el negocio bancario y asegurador.
Por norma general, muchas marcas han entrado en el mundo virtual con el mismo concepto de comunicación offline: generando un contenido friendly, limpio y amable, sin perder un cierto punto de formalidad y una distancia dentro de la cercanía.
Vamos, que aunque te aparezcan sus mensajes mezclados con los de tus amigos, sin leer su nombre sabes perfectamente que se trata de una marca. Y adivinas de qué.
¿Pero qué pasa si dejamos de ceñirnos a este contenido propio y calculado y empezamos a ser más espontáneos? ¿Qué pasa si empezamos a seguir las tendencias en Twitter y participamos en ellas?
Pues fácil: simplemente, el impacto se dispara, y las estadísticas, también. Y cuanto más freak sea el TT, más acusada es la diferencia.
¿Por qué? Pues porque simplemente, nos bajamos de nuestra nube de perfección y hablamos el lenguaje de nuestros seguidores. No ese lenguaje formal de marca a público, sino ese lenguaje de igual a igual.
· Demostramos que podemos ser igual de freaks, de cercanos, de cachondos… Igual que la persona que nos está leyendo (¡sin desmerecer, que nadie se lo tome a mal!).
· Demostramos que detrás de nuestra marca, hay un tuitero más que se dedica a leer y navegar en Twitter al margen de colocar cuatro tuits premeditados y estudiados, y probablemente programados.
· Demostramos que, al margen de ser una marca que lo que busca es visibilidad, estamos en las redes sociales porque las disfrutamos, porque nos movemos bien en ellas y porque al fin y al cabo, no somos robots, somos personas.
No estoy diciendo que abandonemos las estrategias planificadas y el contenido que nos da buenos resultados, pero sí digo que hay que evitar el inmovilismo y hay que innovar en redes.
La espontaneidad se premia, y aunque mantener el contenido clásico para crear una imagen digital de marca sea positivo, pues hay que mantener un estándar de calidad en el contenido de nuestras publicaciones, hacer algún guiño a las tendencias del momento también lo es. Es la manera de acortar esa distancia que todo usuario siente con una marca.
¿Qué opináis? ¿Deben las marcas serias mantener una distancia en Twitter o es mejor que se impliquen en las tendencias del momento?