Hace ya algunos años que los mecheros han quedado relegados en los grandes conciertos, y en su lugar un nuevo gadget ocupa las manos del asistente: el smartphone.
Da igual si suena una balada o si The Demon se está marcando un solo que lo último que evoca es romanticismo. Hace ya años que el público de los conciertos parece una fiesta de luciérnagas smart.
Ya sólo falta que los fabricantes de smartphones desarrollen la opción de grabación eludiendo la voz desafinada de quien lo sostiene y canta ?
Ah, sí, ¡y que hagan de una vez baterías que duren!!!